Hay que tener agallas para estar en RRHH

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Hay que tener agallas para estar en RRHH

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Los profesionales que estamos en el agitado mundo de Recursos Humanos sabemos que el camino no es color de rosa. Y es que por la naturaleza de este departamento, tenemos que enfrentarnos día a día con nada más y nada menos que la fuerza laboral. Además, tenemos al presidente o dueño de la empresa detrás nuestro de forma permanente para que hagamos «el trabajo sucio» que los demás no quieren (o no se atreven) a hacer. ¿Qué nos pagan para eso? Sí, es cierto, pero eso no quita lo valiente. No es usual que el resto de la organización se ponga en nuestros zapatos y entienda a lo que nos enfrentamos día a día; de ahí es que la culpa suele ser de Recursos Humanos, o nos etiquetan como Recursos «Inhumanos».

 

Hice el esfuerzo de realizar un listado de cuatro de las situaciones mas comunes a los cuales nos enfrentamos los profesionales de RRHH. ¿Estás listo para ponerte la armadura y el casco, sostener la espada y el escudo, y salir a batallar?
No terminas de cerrar tu proceso de selección. Llevas meses con una búsqueda, el perfil es difícil de conseguir, ya has hablado con tu cliente interno explicándole la dificultad de encontrar lo que él quiere y le has pedido que adecue el perfil a algo más realista y accesible. Encuentras al candidato ideal, el que tiene la experiencia y los conocimientos requeridos, pero hay un pequeño detalle ¡quieren pagarle sueldo mínimo! El candidato deserta del proceso, contemplas con un cóctel de emociones negativas como se va… Te pasa lo mismo con otros candidatos que evaluaste a posteriori y hablas nuevamente con tu cliente interno, con el de compensación, o con el administrador, y les haces saber que la oferta salarial es muy baja, te responden que no pueden aumentarlo. Dios… sigues con el proceso, pasan los días y te citan a una reunión para llamarte la atención y pegarte dos gritos reclamando porqué no se ha cubierto la vacante. Te juzgan, te dicen que no estás haciendo bien tu trabajo, te dicen que hay que buscar candidatos que acepten el salario. Entonces les respondes en tu mente: «Como es tan fácil…» Está claro que captar personal no es un trabajo para cualquiera.
Perdiste al candidato deseado. Después de pasar por un arduo proceso de selección que contempla 1 entrevista telefónica, 2 entrevistas presenciales, 1 assessment center, 3 evaluaciones psicotécnicas, 3 chequeos de referencias laborales, chequeos de referencias académicas, 1 evaluación médica, 1 prueba polígráfica, chequeos con la policía para verificar si tiene antecedentes penales, accediste a Google para chequear sus redes sociales y su huella digital. Después de que el candidato pasó un día completo firmando papeles de contratación y colocando huella dactilar a todo. Después de que lo llevaste a casa matriz para recibir inducción corporativa y entrenamiento para el cargo. Después de que lo llevaste de campamento fuera de la ciudad para trabajar motivación, liderazgo y trabajo en equipo. Después de todo eso, el candidato se va… tiene una mejor oferta, o se va del país. Es el momento en que no sabes como reaccionar, no sabes si reir o llorar, luego caes en cuenta de que quieres tomar una ametralladora y destruir la oficina. Tu cliente interno te insinúa de forma ingenua «¿Y porque no tenías preparado a dos candidatos más por si pasaba esto?» Y piensas dentro de tí: «¡Claro!, los candidatos van a esperar a que los llamemos… A estas alturas ya deben tener trabajo en otra empresa». A comenzar de cero otra vez, en el camino posiblemente te enfrentes a más reclamos y gritos.
Errores en la nómina. Te equivocaste con el pago de un trabajador, le restaste ausencias de más o no le pagaste los bonos y las comisiones. El trabajador llama molesto exigiendo que le paguen yá, tratas de negociar con él para cancelarle la diferencia en la próxima nómina. ¡El trabajador insiste! es que quiere su pago de inmediato, porque es su derecho, porque él lo trabajó, lo sudó, pasó nieve y sol para ganárselo, etc etc etc, y sino va a ir al Ministerio del Trabajo a reclamar. Obviamente, tu intención no es perjudicar a nadie, errar es de humanos; algunos trabajadores entienden el punto y aceptan que se les abone lo pendiente en la próxima nómina, pero otros no. Le ruegas a Administracion y Finanzas que hagan un pago extraordinario para cancelarle al señor inmediatamente lo que se le debe.Estos te miran con cara de «incompetente, te equivocaste. Me vas a hacer generar un proceso de pago que no se debería hacer» y te advierten: «Que no se repita».

El coaching no funcionó. Tienes a un supervisor que parece Hitler, con un estilo de liderazgo negativo que grita y regaña a todo el mundo. La empresa decide invertir en un programa de coaching gerencial para él, para suavizar sus estilos de comunicación y liderazgo hacia con el resto del personal. Pasan las sesiones de coaching, pasan los días, y observas que la cosa como que está funcionando. Ves a este supervisor mas amable, hablando mas bonito, un poco mas asertivo y comprensivo… De repente,  un día ocurre algo en la empresa que es su Talón de Aquiles. Observas como su cabeza gira 360 grados como Linda Blair en la película del Exorcista, y ¡zas! ¡se revirtió todo lo que se había trabajado con él durante 10 sesiones! Adiós coaching. El coaching no es para todos, a lo mejor unos latigazos serían mas efectivos. ¿O me vas a decir que no lo pensaste?

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